Cabra, la voz que mató a Visitante.
Entrevistas, Música, Perfil Sep 16, 2020

Apenas unas semanas antes de esta conversación, Rita Indiana lo había nombrado Caballero de Mandinga Times usando un salame como espada para la investidura. Nunca sabremos si fue antes o después de que, en medio de todas las voces de Eduardo Cabra, la más nueva matara al Visitante de los tiempos de Calle 13 y dejara de esconderse.
El rompecabezas de un hombre va sumando piezas.
“La cabra jala pa’l monte” es su primer tema, una mezcla entre palo dominicano y sonidos electrónicos, seguido por “La ventana”, una cumbia ecléctica que refleja su gusto musical de estos días de encierro. Ambos temas fueron producidos por él y escritos por Rita Indiana, con quien ha hecho llave creativa.
Con estos lanzamientos, Eduardo Cabra también estrena su sello discográfico: La Casa del Sombrero. Y dice que desde ahí espera potenciar, promover y difundir los sonidos del Caribe insular. Sin embargo, su primer sencillo no tiene esa luz caribeña que encandila: es más bien oscuro.
¿Es Eduardo Cabra tan dark como en el video de “La cabra jala pa’l monte”?
Sí. Yo soy dark.
Dicen que nuestro nivel de atención ha disminuido y las redes sociales son un indicador de eso. ¿Eso le ha dado más libertad para mostrar su lado dark?
No, porque yo siempre ha sido dark y he tenido este humor negro. Aunque, siendo consciente y tratando de conectar con ese darknes, sé que el attention-spam está bien mierda, pero no creo que me haya enfocado en eso. De hecho, hay un disco increíble que dura quince minutos, tiene quince tracks y todos los temas duran un minuto, mano. ¡Está cabrón! Se llama Tierra Whack/Whack World. Son de esos discos increíbles con un concepto cabrón y canciones que están buenísimas y te las paran al minuto: los primeros dos tracks duran cincuenta y ocho segundos y después todos duran un minuto. ¡Es precioso! Y está buenísimo ese disco de quince minutos na’ más. De hecho: podrías poner el disco completo en posts de Instagram. Está cabrón: ese tipo de hackeo está cabrón, pero a lo que iba es que ayer, durante el día, par de personas me dijeron cosas sobre “La cabra jala pa’l monte”: “No… qué diferente… qué se yo”, y para mí nada de eso era un halago. Es que es tan fácil ser diferente ahora, porque en toda la oferta de los mainstream y de los sellos discográficos están los mismos sonidos: el sonido del momento, el sonido del éxito que poco a poco… no sé… creo que hay un shift acelerado por la pandemia. Creo que la pandemia ha acelerado un montón de cosas: la dependencia de la tecnología, que era algo que ya se veía venir y que se ve bastante en Trending Tropics, pero también ha acelerado las producciones homestudio, la soledad. Yo he invertido un montón de tiempo solo aquí en mi estudio y sé que muchos panas están haciendo lo mismo. Se están comprando su interface, le están metiendo como pueden en la casa y, si salimos vivos de esto, creo que va a haber una oferta brutal de un montón de proyectos diversos. Y eso me hace mucha ilusión: la cantidad de música que vamos a estar recibiendo después de esto.
¿Cree que será así?
Es que, históricamente, después de cualquier situación complicada, hay una primavera de proyectos cabrones y música hijo ‘e puta. En todas las artes. Creo que eso es lo que va a pasar ahora, después de toda esta cosa. Y ahora que está viniendo con más fuerza el coronavirus, la gente está como acostumbrada y chilling. Ya es como que el miedo se les fue y creen que no les va a pasar nada, pero bueno… vamos a ver.
Cabra parece el resultado de esta época de reflexión involuntaria. ¿Tiene sus motivos en los encierros de la cuarentena?
No, no, no. Esto venía ya desde hace un año. De hecho, el video estaba grabado desde febrero. Todo se venía cocinando en mi cabeza desde antes de la cuarentena. También creo que, durante todo este tiempo después de Calle 13, traté de hacer las pases con el personaje de Visitante. No es que se murió Visitante y nació Cabra, sino que Cabra siempre estuvo. Eso es bien importante porque Cabra es que el que estaba detrás del productor, el que estaba detrás del que hacía música para películas, el que estaba detrás de Visitante, el que estaba detrás de Trending Tropics. Al final, creo que lo más importante es lo que estoy haciendo ahora: consolidar todos los trabajos que hago bajo un mismo sombrero. Así que ya, de una vez y por todas, se está consolidando todo.
Quiere decir que Trending Tropics seguirá, sólo que ahora es Cabra quien lo va a defender sobre el escenario, ¿no?
Claro. Si con Trending Tropics se hace un proyecto nuevo, la única manera de que yo lo haga sería que haya un concepto y que Vicente se sume al proyecto, porque yo creo que Trending Tropics, más que un proyecto musical, es un statement. Y siento que está súper vigente ahora mismo, con todo lo que está pasando
¿Y entonces qué hará Cabra?
Cabra va a seguir lanzando canciones: que el próximo mes se lance otra y que se vayan tirando temas. Cabra va a defender su trabajo cuando se normalice todo en el escenario. Y va a tocar canciones de Trending Tropics, pero quizás también se toquen dos o tres temas de Calle 13. No significa que, de repente, me convertí en cantante y quiero triunfar desde ahí. No, no, no. Esto es simplemente tenerlo todo claro de ahora en adelante: se trata de un proyecto más para consolidar el trabajo y así poder verlo así a largo.
Quizás afecte su labor como productor…
La producción es algo que me fascina. Me encanta. Yo quiero seguir haciendo discos y eso va a ser uno de los departamentos que voy a estar trabajando, porque no significa que nació Cabra, se acabó el resto y quiero triunfar. Al contrario. Es una de las cosas que seguiré haciendo. Me encanta producir y voy a continuar.
En Venezuela decimos que la burra tira pal monte: ¿la expresión “la cabra jala pa’l monte” es una expresión de Puerto Rico?
Me he dado cuenta de que en diferentes países tienen esta misma frase, pero con diferentes palabras: en Colombia creo que dicen que “la cabra tira pa’l monte”, mientras que en México también lo dicen, pero para referirse a que se vuelve loca, se escapa, se va… pero es más o menos lo mismo. Me pareció súper peculiar, porque cuando una cabra se va pa’l monte, pensar que se volvió loca es la perspectiva del dueño de la cabra. No de la cabra, que vuelve a su origen. Así lo veo yo: como que la cabra vuelve a su lugar de origen y siempre va a luchar por eso. Siempre. Me gusta verlo desde la perspectiva de la cabra: que vuelve al origen, mientras que quien creía que era su dueño piensa que se fue pa’l carajo por que se volvió loca.
Leí que la letra de la canción vino con el input de Rita Indiana…
No, al contrario: fue mi input y Rita fue quien escribió la letra. También me ayudó con la interpretación. Cuando decidí grabar las voces, ella vino al estudio y me ayudó. Y estuvo buenísimo, porque me hizo cuestionarme si me estaba creyendo o no el performance. Me decía: “No, no, cabrón… como que no te creo”, que es lo mismo que suelo decirle a los otros artistas cuando soy yo quien está produciendo: algo como “No, no, no, loco, como que no me lo creo. Estás como que medio asustado, inseguro.“ Entonces, eso estuvo chévere.
Cuando grabó el tema “Síntoma de (un) Músico”, un tema en featured con La Tortuga China, dijo que la primera versión no le convenció, pero que días después, tras levantarse un poco triste, decidió grabarla de vuelta. Y durante ese proceso dejó saber que se sentía incómodo cantando. ¿Cómo lo lleva ahora, después de haber pasado un año?
Todavía me siento súper incómodo. Me oigo raro, me veo raro, todo es raro… pero eso está bueno. Y a mí me gusta que se perciba como algo raro, porque yo lo veo así. Además, me da pie a que la interpretación sea una búsqueda y así me ayude a conectar con ese sentimiento de incomodidad que veo cuando estoy produciendo a otros cantantes… esa vulnerabilidad.
Corríjame si estoy equivocada: cuando produce para otros artistas, lo hace junto a un equipo de trabajo con quienes se discuten ideas y se hace una suerte de ping-pong creativo. En el caso de Cabra, que es un proyecto solo suyo, ¿cuenta con personas que se convierten en sus primeros oyentes? ¿Alguien lo acompaña durante ese proceso?
Sí. Todos los trabajos de producción son un trabajo en equipo y yo estoy claro en que uno no es el más “mascalacachimba” ni puede hacerlo todo. Si lo hiciste bien, lo hiciste porque había un corillo ayudando. Y eso es así. Este tema, por ejemplo, lo trabajé con Raúl de Sotomayor. Como hace un tiempito le produje un disco que salió este año, él fue como que la chispa. Ya le había comentado el proyecto y él tiró una idea que se desarrolló y se convirtió en el tema… y él estuvo ahí. Rita Indiana también.
En un Instagram Live que hizo con Rita Indiana, dijo que “Miedo” era su canción favorita del nuevo disco de ella: Mandiga Times. En lo personal, cuando salió “Miedo” me pareció que asomaba algunos gustos similares suyos: elementos que conectan con “Reasons to Fight”, de Trending Tropics. También creo que “La cabra jala pa’l monte” comparte un poco esa estética de la composición de las canciones por capas, con un sonido base y otro que se repite.
Claro, claro… trato de traducir a mi lenguaje eso que estás diciendo. Me gusta bastante hacer eso: si un beat está a un tempo, doblar el tempo con percusión. Hago mucho eso y en “Reasons to Fight” hay un ejemplo, como en un montón de temas de Calle 13 que van por ahí. En “Vamos a portarnos mal” está eso: un tempo que en los coros se dobla. Ahora, creo que “La cabra jala pa’l monte”, que es un palo dominicano con pinceladas de trap y guitarras eléctricas, no se parece a “Miedo” ni a “Reasons to Fight”, aunque creo que entiendo por qué dices que se parecen: el arreglo de cuerdas mezcladas con el beat y con el reggaetón lento, algo que me encanta hacer. Son cosas que uno va agarrando mientras pasa el tiempo, cuando se van sumando ideas como ingredientes que se van mezclando con lo que uno ya hizo para irlo cambiando. Sin embargo, en “Reasons to fight”, por ejemplo, la fórmula era el palo dominicano con el reggaetón, con el arreglo de cuerdas medio oriental y con un poquitico de reggae… pero “Miedo”, el tema de Rita, es reggaetón con psicodelia y arreglo de cuerdas. No es la misma receta.
Aun así, en el tema “Waisi”, de Louta, también se sienten los layers como elementos que van apareciendo, que se van sumando a un track que ya estaba. Tomando en cuenta que en este último año produjo a artistas como Vicente García, Riccie Oriach y a Rita Indiana, y en todos se nota la influencia de los ritmos dominicanos mezclados con algo más punk e irreverente, tal como lo que hizo en “La cabra jala pa’l monte”, ¿podría describir cómo será el sonido de Cabra?
Pues, creo que no lo sé… porque ya la semana que viene empezaré a trabajar el próximo tema que va a salir el próximo mes. Y es algo que quiero que el tiempo mismo vaya curando. Por eso lo estoy haciendo de esta manera: no hacer diez canciones de golpe que retraten un momento y los gustos de ese momento, para que después se vaya administrando la salida de los sencillos. No es eso lo que quiero, sino que mientras va pasando el tiempo también el proyecto se vaya moviendo y se vaya ajustando con lo que voy escuchando durante el momento en que voy creando las canciones. Poco a poco. Así que eso no lo sé, aunque igual ya tengo más o menos dos maquetas de los posibles dos temas, pero todavía no está consolidada la idea.
García Márquez decía que “en América Latina hay un país que no es de tierra sino de agua, que es el Caribe“. Venezuela pertenece al Caribe y lo mira de frente, pero está anclada al resto del continente. No tenemos la dinámica de una isla, aunque conectamos perfectamente con elementos de la cultura de Puerto Rico. Usted ha dicho en varias oportunidades que el Caribe es poderoso, sobre todo el Caribe insular. Incluso, lo ha descrito como un puerto donde todo entra y todo sale. ¿Podría explicar eso de que el Caribe es “donde se origina el sonido de lo que influencia el resto del mundo”?
Creo que tiene que ver con la cantidad de información que ha recibido y seguimos recibiendo. Ahora lo que pasa es que estamos globalizados y toda la información parece estar ahí, pero durante mucho tiempo los dueños del network estaban en el Caribe, algo que podría compararse con el Mediterráneo. Eran puntos de encuentro para seguir hacia tierra firme, hacia el continente. Son lugares a los que venía la gente, se quedaba un tiempo y después seguían su rumbo. Así dejaban y se llevaban información. Eran puntos de encuentro donde hoy hay una mescolanza increíble. Aquí en el Caribe ha venido gente de todos lados a dejar y a llevarse las influencias afro, lo que dejaron los indígenas y todo lo que creó esta mescolanza. Y se crearon géneros nuevos a partir de ahí. Eso es algo que me parece increíble y también me hace sentir súper privilegiado. La cantidad de proyectos que han salido de las islas es cabrón. Hace días hablé de esto en una conferencia de estas que se han hecho ahora, virtuales, y empecé a frontear sobre eso, sobre lo que yo pienso del Caribe y al momento como que se empezaron a destacar otros lugares… y ya no sé por qué te estaba diciendo esto.
El Caribe como el lugar donde se origina un sonido que influencia al mundo…
Eso. Al final, me siento súper orgulloso de la oferta musical y de las cosas que han salido y salen de acá, de nuestra diversidad. Si ponemos de ejemplo a Puerto Rico, tienes proyectos como el de Ricky Martin, pero también Calle 13 o un proyecto como Bulla, al mismo tiempo que Bad Bunny o Tego Calderón. Y eso es increíble. Sólo pongo a Puerto Rico como ejemplo, no lo estoy fronteando con el resto, porque creo que es una condición antillana. Ni hablar de lo que sale de Cuba y todos los músicos cabrones que salen de ahí. Piensa en la oferta que sale de Jamaica, que es un país que solemos identificar con un solo sonido, un género. República Dominicana es lo mismo… y aunque Haití está súper underrated, Haití y lo que ofrece está cabrón. Todavía saquean la música que sale de ahí, porque está cabrón. Tú te metes en YouTube a buscar música haitiana y lo que sale de ahí es increíble.
¿El gagá viene de Haití y se mezcló en Santo Domingo o es dominicano?
Es haitiano. De hecho, el nombre originario es “rará”. Están ahí al lado, son una sola isla, pero en República Dominicana hay un montón de ritmos, hay demasiada variedad. Hace poco conocí la historia del “alí-babá”, gracias a Rita Indiana, y es un género intenso que está cabrón. Y así siguen apareciendo géneros y ritmos.
En mi caso, debo decir que, a partir del Instagram Live que hizo con Rita Indiana, hice una búsqueda sobre el gagá y el alí-babá, pero también encontré algo que para mí sonó como merengue haitiano: oía merengue en francés y aquello me voló la cabeza…
Nos pasa a todos. Gracias a los trabajos que he hecho con Vicente, con Riccie y con Rita, me ayudan a conocer cosas nuevas. Yo estoy muy agradecido con eso. Te pongo un ejemplo: gracias a Vicente conocí que un movimiento de música góspel que está cabrón. Parte del proyecto de Candela era ir a Haití y grabar a ese corillo, pero no se pudo hacer. De hecho estoy pendiente de ir a casa de Rita que me dijo: “te voy a hacer un mangú” porque ella le mete al mangú con cebollita y huevo.
¿Y el mofongo de dónde es?
Eso es tan delicado como preguntar si Carlos Gardel es uruguayo o argentino. Tengo que decir que he viajado par de veces a República Dominicana, pero todavía no he comido mofongo ahí. Cuando voy para allá me como un mangú, sobre todo porque aquí en Puerto Rico no le meten al mangú. Yo no sé hacer mofongo, aunque me encanta… es fácil hacerlo, según me cuentan. El asunto es que el tema del mofongo es controversial, como toda frontera en la que se pelean cosas, como el origen de las arepas que se pelean entre Colombia y Venezuela.
Mejor hablemos de un territorio neutral y vayamos a Argentina: el videoclip de “La cabra jala pa’l monte” lo hizo con Niko Sedano en Buenos Aires. ¿Cómo fue ese proceso creativo?
Niko está cabrón. Tiene ese humor dark, medio noventero. De hecho, me dijo un pana: “Es como los noventa en concepto, pero no suena a los noventas”. Cuando lo mainstream era dark, salía Nirvana y los videos eran todos en esa frecuencia: que había como un fuck-it a cualquier cosa. Fíjate: el sombrero que estoy usando en el videoclip es el de Visitante, el sombrero que estuve usando durante mucho tiempo y que no me quité en años. Cuando notas esos guiños, te das cuenta de qué es lo que pasa en el video. Y ese tipo de cositas, esa búsqueda, está nítido. Y es súper complicado también, porque lo que tienes son tres minutos, no es una película que dura una hora y media. Además, ahora todo es muy fresa, muy clean, y eso hace cualquiera pueda parecer dark. Por alguna razón, el negocio de la música ha convertido la música mainstream actual en un solo sonido, así que basta tener una propuesta seria para destacarse. Y sé que le estoy quitando mérito a que algo se defina sólo porque “sea diferente”, porque eso es muy sencillo cuando todo suena de la misma manera.
Gustavo Santaolalla habló sobre el sonido identitario que tiene cada instrumento, pero también sobre la identidad sonora que tiene cada estudio. Aunque sean guitarras hechas de las mismas maderas y por los mismos lutieres, dice que el estudio tiene un sonido propio. ¿Cuál es ese sonido en el caso de su estudio La casa del Sombrero?
Creo que él podría estarse refiriendo como al ambiente del estudio, al vibe. Y aunque lo digo hablando más en cuestión técnica, es cierto que algunos son más vivos y otros son más apagaditos. Los micrófonos tienen mucho que ver también en el vibe. Eso sí: te digo es que el estudio mío se siente chévere y tiene vibe. La gente que viene se siente cómoda y eso está súper cool. Y creo que eso es lo importante: sentirse cómodo en el espacio. En mi estudio, todo el tiempo estoy encerrado en la oscuridad. Hasta estoy con deficiencia ahora de vitamina D por eso mismo, pero como ésa es la manera en la que me siento cómodo trabajando… creo que eso se refleja en las composiciones. Eso es lo que creo.
Fue Gustavo Santaolalla quien dijo que debajo del sombrero de Eduardo Cabra había un universo por descubrir.
Su estudio se ha convertido en un refugio. No solo del inclemente sol de San Juan, sino también de la amenaza de un virus que a ratos parece sacado de alguna canción de Trending Tropics.
Está a gusto con esta nueva dinámica que lo ha mantenido –por fin– alejado de la rutina de aviones y hoteles que no hubiese podido poner en pausa sin una excusa como la pandemia.
Durante este tiempo, San Juan arde bajo una luz despiadada, mientras lidia con un par de gringos que salieron de vacaciones en época de contagios. Y Eduardo Cabra se prepara para continuar la jornada de entrevistas y retomar los tracks en los que ha estado trabajando durante el encierro. “Siento que de alguna manera venía preparándome para esto sin darme cuenta”, confiesa y da por cerrada esta conversación.
La recarga de vitamina D tendrá que esperar.